“Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada” San Juan 15, 5.

En varias ocasiones he recordado la escena de Roberto de Molesme reflejada en la obra literaria, Tres Monjes Rebeldes, del autor M. Raymond, una conversación  que conmueve al lector y sobretodo invita a descubrir la importancia de responder al llamado que nos hace frecuentemente el Amor.

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Estoy segura que ni siquiera Roberto, apodado El Rebelde, se imaginaría la incidencia en la vida de muchos y más aún de la orden cisterciense de los sagrados corazones de Jesús y María. Aquí la escena de Roberto con sus padres, antes de partir al Monasterio, que luego sería por él reformado:

 

«…Además, señor mío la terquedad es una bendición. Ningún hombre llegó jamás a parte alguna sin obstinarse en ello.

¡Pero es demasiado joven! insistió Teodorico, ¿Qué sabe de la Vida? ¿Usted qué sabe del claustro? ¿qué sabe de sí mismo?!

¡Qué vergüenza! -repuso su esposa-. En primer lugar Roberto tiene más de quince años.  En segundo lugar, quienes ingresan en el claustro no abandonan la Vida.  Y por último, lo que los hombres llamáis «probar el sabor de la vida», es apurarla hasta las heces, ¿Cómo decís eso, señor?.  Un muchacho nunca es demasiado joven para aprender los hábitos del guerrero.  En cambio existe una profesión para lo cual nunca se es demasiado joven, y es para entrar a servir al Rey Eterno.

Pues bien respondió Roberto, ¡No seré armado caballero! Y tanto si lo admite usted Padre como si no admite, ¡EXISTE UNA CABALLEROSIDAD MÁS NOBLE!

Por fin Teodorico se volvió y le dijo:  Hijo mío-le dijo con gran dulzura- tu madre me ha convencido y tú también.  Por fin, me rindo.  Puedes ir a San Pedro; puedes hacerlo este mismo año.

Roberto trató de decirle algo, pero su Padre prosiguió:  -Pero si te vas, quédate allá, si te haces monje, ¡Sé un monje de verdad! ¡Sé firme! Sé sincero. Sé persona en quien se pueda confiar siempre.  Dices que quieres ser galante para con Dios. ¡Quiera Dios que lo seas!.

 

¡Hijo mío, en estos tiempos la Iglesia necesita combatientes. Los necesita mucho!…»

 

Hoy en día los monasterios trapenses, inspirados en la Regla de  San Benito se encuentran como ciudades de Dios, en algunas partes del Mundo, son claustros donde el hombre se encierra a solas con Dios y hace lo mismo que los ángeles en el Cielo: ¡adorar!.  Y es realmente una hermosa bendición  tenerla también en nuestro país.  En Esmeraldas, Loja y Salcedo religiosas y religiosos de clausura consagran su vida entera a la oración y al trabajo, no dejan nada para ellas, todo es una constante alabanza, adoración y súplica en el transcurso del día.  Un itinerario que comienza a las 4h00am y concluye a las 9h00 de la noche.

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Olvidados del Mundo son hombres y mujeres que ya el mundo han olvidado, no apetecen riquezas, el único lote que anhelan es la vida eterna, permanecen día y noche velando por el mundo y se convierten en el pulmón de la Iglesia.

Quién quiera hacer la prueba, que venga y vea, que sus oídos escuchen y sus lenguas alaben junto a ellos, vivir unos días con ellos es una gracia que trae frutos de alegría, paz y fuerza para volver al Mundo, ¡Allá donde las papas queman!

Y es parte esencial, orar y trabajar y en todo amar, todo el derroche de gracia y bendiciones concedidas por puro amor del Padre para con sus hijos nos da la certeza de qué sin él nada podemos hacer.

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Que importante y trascendental resulta permanecer atento y ser agradecidos con el Amor, darnos un momento para hacer silencio, para meditar, para dejar a Dios hablar y dejarse amar, ordenar nuestras vidas, y hacer de nuestros hogares y lugares de trabajo y de misión otra abadía trapense, otro pedacito de Cielo que de Gloria a Dios.

Son tantos los religiosos, sacerdotes y laicos que hemos pasado por esta estación de gasolina.  Si quieres hacer la prueba aquí te dejamos los datos:
Monasterio Trapense Sta. María de La Esperanza
Vía Aeropuerto km 22
Casilla 421
teléfono 06243 6001/003
Celular 099946157
trapesme@andinanet.net
ma.delaesperanza@gmail.com
Esmeraldas-Ecuador.
Con amor fraterno.
Cristina.

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