Del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo.
«Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» 14.Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.» 15.Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» 16.Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» 17.Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18.Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19.A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.» 20.Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.» Mateo 16, 13-20.

Reflexión:
Basémonos en la conversación que tienen Jesús y Pedro, en especial en aquella pregunta que Jesús le hace, ¿Quién dices que soy yo? y ahora a la conversación de manera personal y preguntándonos, ¿Quién es Jesús para mí? ¿Qué significa en mi vida? ¿Qué significado tiene Jesús para mi comunidad?
Queridos hermanos, creo que no podría concluir sino lo mismo, hacer de Cristo el centro de nuestras vidas, si tenemos fe, si percibimos su presencia en nuestras vidas en todo momento, estaremos bien cimentados, sobre roca y si no lo hacemos pues será todo lo contrario, parecerá que estamos en arena movediza, Cristo debe ser el pilar de nuestras vidas, es la garantía de nuestra felicidad.
Recordemos aquella cita bíblica cuando Pedro permitió que Jesús subiera a su barca para que él predicara desde ella, de esta manera fue como Pedro permitió que Jesús entrara en su vida y así, siguiendo el ejemplo de Pedro dejemos que el Maestro venga y tome el control total de nuestras vidas, de nuestra barca y así naveguemos siempre con él.
Aprendamos de Pedro a creer firmante en Jesús y a amarlo con todo el corazón y con todas nuestras fuerzas.
Con cariño,
Melissa.