“¡En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron!” San Lucas 24, 13-35.

Jesús aparece entre sus discípulos, pero ellos siguen sin reconocerle. Jesús debe obrar Milagros para que ellos le reconozcan.
En el camino de nuestras vidas también a nosotros nos cuesta reconocerle, reconocerle. En el hermano que tengo a lado, en el pobre y necesitado, o en algún familiar y se nos hace más difícil aún reconocerle cuando está ahí conmigo de camino en los momentos de cruz.
Cuando llegan tiempos complicados nos sentimos solos, queremos solucionar las cosas a nuestra manera, e incluso llegamos a pensar que Cristo no está, que nos ha dejado, pero no es así.
Él es la Verdad y dijo que estará todos los días con nosotros, él está ahí todo el tiempo, está a nuestro lado, está compartiendo con nosotros nuestra cruz, nuestras alegrías, nuestros cansancios y derrotas, también llora con nosotros y se alegra cuando hacemos su Voluntad, él está ahí, porque resucitó y esa es nuestra certeza.
Pidámosle a Dios la gracia de reconocerle y que, con cada Eucaristía, ¡se nos abran los ojos del corazón!, para que cada mañana sea nueva porque Él, jamás nos abandona.

“Si crees que el Señor vive contigo, allí donde tengas un lugar para vivir,
tienes un lugar para orar”. Madeleine Delbrêl.
Con amor fraterno.
Melissa.