¡Gracias querida Jarcia!¡He vuelto a casa!

“Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres, que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los cielos”. Mateo 5, 16.

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Tuvo que pasar mucho tiempo para darme cuenta de que Dios me tenía en sus planes. Siempre solía huir de Él. Me escondía en mi pereza y en mis resentimientos, simplemente porque las cosas no salían como yo las quería. Confiaba mucho en mis fuerzas, pero terminaba siempre frustrado.

Fui parte de una comunidad misionera. Fue el lugar donde conocí muchas cosas importantes. Lo más hermoso, es que ha pasado mucho tiempo del que formé parte de ese rebaño y siento que aún soy parte de esta gran familia llamada Jarcia.

Hace poco estuve en Ecuador para tener una experiencia de campamento, (una de las actividades de pesca más fuerte que tiene la comunidad). Recuerdo con claridad que un campamento en especial fue el principio de esta linda travesía. Y ahora, me ha impresionado mucho pensar en todas aquellas cosas que Dios preparó para mi en este campamento 2016 desde la eternidad, para que me encontrara con Él y conmigo mismo.  El lema del campamento fue “Sean misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”.

¡Y así lo sentí!. Un fuerte abrazo y una alegre bienvenida bastaron para que mi corazón saltara. Pude decir con toda certeza: ¡He vuelto a casa!. ¡Yo soy su Hijo Pródigo!.

 

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He regresado ya a mi misión, llevo casi tres años en ella. Vivir en New York, ha representado un cambio total en mi vida. Todo lo que aprendí en Jarcia me está ayudando mucho a ser un excelente líder en el grupo «Unidos por la paz». Y cada vez que pienso en Jarcia guardo con gratos recuerdos mi paso por ella. Solo Dios sabe si algún día volveré. Aunque como les mencioné me siento parte de esta gran familia.

A una hermana de comunidad le dije en alguna ocasión: Quisiera volver a Jarcia, ella me respondió: «Termina tu misión allá y de ahí piensa en volver»…

Y eso es lo que haré, tengo a Jarcia en mi corazón y en mis oraciones. Por eso entre gratitud y esperanza hago mías las frases de San Pablo para esta amada comunidad:

“Bien sabe Dios que la ternura de Cristo Jesús no me permite olvidarlos. Pido que el amor crezca entre ustedes junto al conocimiento y la lucidez para que puedan discernir en toda circunstancia. Así llegaran puros e irreprochables al día de Cristo, habiendo hecho madurar, gracias a Cristo Jesús, el fruto de la santidad. Esto será para la gloria de Dios y un honor para mí”.

FILIPENSES 1, 8-11

¡Gracias querida Jarcia, hoy por fin puedo hablar con Dios y decirle: ¡Padre, he vuelto a Casa!

 

Fernando Cumbay Campoverde, 29 años, New York. 

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