El amor más hermoso y sobrenatural es sin duda, el amor de Cristo. Nosotros a menudo intentamos amar de mil maneras. Con miles de formas, sin embargo hemos descubierto que la mejor manera de amar es a través de la mirada de Jesús. ¡Préstame tu mirada Jesús! ¡Préstame tu corazón!, esta es la plegaria que de continuo debemos repetirle a Jesús.
«Enamorarse de Dios, es el más grande de todos los romances, buscarlo, la aventura más grande, encontrarlo, la conquista humana más importante».
Sólo así podremos anhelar el mismo anhelo del corazón de Dios: Atraer a todos hacia Él.
Jesús: ¡Que quién nos vea, te vea!

Fraternalmente,
Cristina.