«La fantasía es, como muchas otras cosas, un derecho legítimo de todo ser humano, pues a través de ella se halla una completa libertad y satisfacción».
J. R. R. TOLKIEN
Amo hacer contemplación, (…)Tal vez por mi forma de ser y mi locura, escalé una gran montaña, difícil en realidad. Con un paisaje espectacular al final, entre la falta de oxígeno y el pequeño infarto que casi me da, relacionaba dicha escena con Jarcia.
Cuando llegas, ves la montañota y se ve lindo todo. Y claro, te dan muchísimas ganas de subir, mientras escalas y das los primeros pasos, todo sigue siendo espectacular, bonito, pero, conforme sigues subiendo y ya no es tan plano todo, más bien, empiezas a subir en pendiente, ya te vas deteniendo un poco, el paso se hace lento sientes que te falta el oxígeno, sobretodo porque a veces no te ejercitaste lo suficiente para mantener el ritmo. (Eso lo asocié con mi oración personal).

Considero que es sabio, de vez en cuando parar un poco hasta recuperar el aliento y seguir subiendo. Lo bueno de eso, es que, al detenerte, ves tu entorno, ves lo gigante de los árboles, ves las flores, la caca de los animales, que han pasado por allí, pero ves también a las hormigas que van haciendo su trabajo y limpiando la caca que haya por allí, incluso algún escarabajo que moldea la caca para darle un uso apropiado en beneficio al ecosistema que lo rodea, me he dado cuenta que, ¡Hasta la caca sirve!.
Y allí mi amigo me dijo algo que me caló mucho:
En la selva, a veces vas caminando o estás en una montaña, y aquí ves un ecosistema en perfecto equilibrio. Pero caminas unos cuantos pasos, o kilómetros, y en la misma montaña o selva, encuentras otro ecosistema totalmente distinto. Y todos los ecosistemas juntos, conforman la gran selva o la gran montaña. Es la unión de cosas diversas.
Dijo además: “Todos estos ecosistemas son alimentados por la misma naturaleza que está en todos lados”.
Dios es Omnipotente, pensé, ama con un corazón universal, esá allí para todos: Desde el prejarciano hasta el miembro consagrado.
Cuando por fin, pude recuperar el pulso y el aliento seguí subiendo. El camino ya no era empinado, era como vertical, por un instante pensé: “Hasta aquí llego; los espero abajo; me desanimé”.
Pero mi amigo me gritó desde arriba: ¡Ya falta poco!.
Al final de todo, hecho pedazos, llegué a la cima. La recompensa fue unpaisaje increíble y la sonrisa de la italiana que andaba con nosotros.
Pero entendí que el final no era ese…
Allí, viendo el paisaje, recordé que habían algunas tablas en el camino.Y arriba, había un mirador muy bonito, pensaba en que alguien lo construyó con el objetivo de preparar el camino a los demás. No imagino quien haya sido, ni siquiera sabe quienes fuimos los demás que disfrutamos de aquel mirador.
Y así, no basta con llegar a la cima (ser miembro base) y olvidarnos de aquel que está realizando el camino. Hay algunos que talvez desistan de seguir subiendo, y otros que aún se les dificulta, pero están en la lucha.
Llegar a la cima, llegar a ser miembro base, llegar a una coordinación provincial o general y quedarnos allí, no basta, no cuenta, no sirve…

Debemos volver a bajar la montaña y volverla a subir…. Con los demás, con los que aguardan de nuestro mano amiga para acompañarlos a la gran cima…
“Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. San Juan 15,9.
@TheMasterWolf