Vivimos en medio de corrientes extrañas de pensamiento, que imparten odio y desprecio a la vida humana, de egoísmos, de ideologías que ponen al Creador contra sus hijos, rebeldías, guerras, pornografía, desobediencia a padres y autoridades en general, adicciones que atacan furiosamente a los jóvenes y a muchos arrastra a la muerte. Recientemente la Organización Mundial de la Salud publicó en sus estadísticas que, cerca de 800 000 personas se suicidan cada año y entre ellas el suicidio es la tercera causa de muerte para los jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 19 años. La desesperanza aumenta y con ella, la falta de sentido de la vida.
En medio de este escenario que podría resultar poco consolador y un tanto perturbador. Me pregunto ¿Se puede hablar de una generación santa? En oración lo pude descubrir, pues es ahí donde se acrecienta la esperanza, la ilusión y el sentido de la vida se llena de plenitud, de mi corazón surgió la convicción: ¡Claro que sí!
Somos una generación, con heridas muy profundas, vivimos en medio de la confusión, pero estoy totalmente convencida que, cuando se predica desde la ternura, desde el amor, y a los jóvenes se les habla de ideales, de dar la vida por los demás, por un ideal, se le habla del gran amor con que nos ama Dios, con un amor que le costó hasta su propia vida, los jóvenes renuevan por dentro sus ganas de vivir, su valentía y están dispuestos a darlo todo, inclusive hasta su propia vida.
Es por ello que hago resonancia a las palabras del Papa emérito Benedicto XVI dirigida hace unos años atrás a otros jóvenes como tú y yo: “No tengáis miedo de Cristo! El no quita nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida».
Jóvenes no tengamos miedo, es nuestro tiempo, estamos sedientos de la verdad y la única fuente donde la encontraremos es Cristo. Por lo tanto, los jóvenes que hemos hallado esta fuente, deseamos que muchos se levanten ya de su zona de confort y correr en contra de la corriente de este mundo para al encontrarnos con Cristo. ¡Él nos necesita, nos creó para una misión increíble! y juntos podemos restaurar la civilización del amor. Carlo Acutis, el joven que recientemente fue beatificado nos ha demostrado que, si se puede, ser santo, así que no perdamos tiempo, Cristo está esperando por nosotros.

“A pesar de mi pequeñez, puedo anhelar la Santidad”.
Santa Teresita de Lisieux.
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Melissa Torres Paredes.
Comunidad de vida –Jarcia
@cdvjarcia
