Por. Jeimmy Lissette Saavedra Ordóñez. @Nyusitap
“¡Mirad cómo se aman!
Mirad cómo están dispuestos
a morir el uno por el otro”
(TERTULIANO, Siglo II)

La comunidad misionera Jarcia les ofrece a los jóvenes, un nuevo estilo de vida a imagen de Jesús, frente a las propuestas casi atrayentes pero vacías de un mundo contaminado.
En Jarcia conocemos personas maravillosas que tienen carismas muy diversos que se complementan y unen en un solo centro, que es Jesús. Cada vez que pienso en esto recuerdo el anhelo de Cristo en su oración: ¡Padre!, “Que los que me confiaste estén conmigo, donde yo estoy, y sean uno como tú y yo lo somos”. Juan 17.

La vida en comunidad está llena de momentos inolvidables, tus hermanos de comunidad se vuelven: Tu nueva familia, compartes con ellos tristezas y alegrías. El vínculo creado es algo tan profundo que, a pesar de los inconvenientes, todo se vuelve perfecto en Cristo; porque reconoces que con tus hermanos conociste a Dios, porque el Espíritu Santo te da la certeza en el corazón que no hay nada más bello que servir a Dios en comunidad.
Cuando comprendes esto, no imaginas separarte de aquellos que has escogido amar y con los que has vivido experiencias inolvidables en tu adolescencia y juventud, tanto es así que, cuando en ocasiones, por diferentes circunstancias, llega el momento de decirle adiós a algún hermano de comunidad, el sentimiento de que se va una parte de nosotros junto con él es inevitable, dentro de toda la pena que sentimos está también la esperanza de que Dios lo está llamando a servir mejor en otro lugar.
Es por eso que hoy, quiero recordarle a todos los que pertenecen a una comunidad cristiana, que no importa donde estemos en diez o veinte años, el mismo Dios que nos unió en nuestra juventud nos mantendrá unidos el resto de la vida, porque siempre seremos hermanos mientras Cristo sea nuestra común unión.
Jeimmy S.
“¡Padre! Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos”. Jesús.