
Esta semana reflexionábamos en algunos pasajes bíblicos como los discípulos de Emaús, se caminaban tristes por la crucifixión de nuestro Señor y ya iban hacer tres días y no lo habían visto resucitar, en eso se les apareció Jesús y comenzó a caminar con ellos, pero ellos no lo reconocieron.
Hoy, celebramos el día de la misericordia infinita y podríamos vernos como aquellos discípulos de Emaús que vamos por el camino tristes, agobiados por la carga de nuestros pecados, sin esperanza, y con incertidumbre frente a la situación que atraviesa el mundo entero. Es verdad, que muchos han pasado por momentos muy dolorosos, unos más que otros, tal vez la pérdida de algún ser querido, amigo, hermano, padre o hijo, y al vernos en medio de tanto dolor y llanto, nos preguntamos ¿Dónde está Jesús en medio de esta tempestad?
Hoy Día de Misericordia infinita, recordamos el amor de un Dios que nos ama con locura, queremos recordarte que Jesús, está ahí, a lado de cada uno de nosotros, está ahí compartiendo, nuestros dolores, alegrías, penas y también llora con nosotros.
A Sor Faustina le dijo: Esta Fiesta ha salido de las entrañas de Mi misericordia y está confirmada en el abismo de Mis gracias. Toda alma que cree y tiene confianza en Mi misericordia, la obtendrá (Diario de Sor Faustina Kowalska, 420).
Debemos darnos cuenta que Jesús está ahí, que no se ha alejado ni un instante que está verdaderamente presente en nosotros, queriéndonos dar su ternura y misericordia, pues desea que todos los hombres se salven. (1 Timoteo 2,4).
Así que celebremos y mostremos al mundo la ternura infinita del Padre, compartiendo la misericordia de Jesús a los que tenemos a lado, recibiendo la comunión espiritual de las eucaristías diaria, meditando el Rosario, profundizando la Palabra de Dios, y viviendo la adoración del Santísimo como si fuera la última de nuestras vidas.
La misericordia de Dios es infinita y está más presente que nunca, te invito a que le digas a Jesús: ¡Señor que vea!, ¡Jesús, que experimente tu misericordia! Enséñame Señor a valorar tu ternura en todo momento y a vivir como hijo que mi corazón arda de amor por salvar más almas, y que pueda ser siervo de la misericordia en medio del dolor, miedo y oscuridad del mundo que no te ha reconocido como su Salvador. Amén.
¡Feliz día de la misericordia hermanos queridos!
Hermana Melissa Torres Paredes.